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la luz siempre produce visibilidad, y con ello, un rayo de luz puede interpretarse como mirada.
la mirada es una función del juego entre la luz y la oscuridad. y así todos los signos alcanzan el mismo grado de ser sospechosos y de peligrosidad.

¿cómo se ve Sarajevo desde el lado de los sitiadores?

la ciudad está atrapada en un hoyo, cualquiera puede atacarla, no hace falta valor, sólo una posición propicia para apuntar y disparar. precisamente el disparo impredecible es el que más terror infunde, pues dice "ya no hay lugar seguro". todo el espacio de la ciudad está expuesto a los ataques de su sitiador. el sitiador de Sarajevo es un conocedor por excelencia. ha vivido aquí, ha ido a la escuela, conoce cada rincón, cada calle, cada atajo, cada puerta trasera. conoce hasta el ritmo de la ciudad, el diagrama de movimientos, los intervalos a que circulan autobuses, tranvías y trenes. los disparos vienen de unos tiradores íntimamente familiarizados con la ciudad. sólo así se puede acertar con tal frecuencia y tino. se apunta a la ciudad desde la colinas más altas, desde peñones o emplazamientos particularmente propicios, como el cementerio judío o la emisora de televisión. la silueta de torres y cúpulas brindan la orientación más fiable para alcanzar los puntos neurálgicos que sostienen el organismo de la ciudad: cruces, mercados, estaciones de autobús, hoteles.

los sitiados tiene que verse con los ojos de los sitiadores si quieren sobrevivir. tienen que conocer con exactitud la visual que une tiradores de precisión y centro de la ciudad para cruzarla aprisa o con quiebres bruscos. tienen que saber qué ve el enemigo para decidir por dónde andar con alguna seguridad: por la sombra de edificios, por una de las aceras de la calle, invisible para él, debajo del puente. las plazas abiertas, una vez corazón de la ciudad, son ahora trampas mortíferas y deben ser evitadas, mientras que las bodegas, cuartos de caldera, el sistema de túneles de la ciudad moderna, se han convertido en el lugar más seguro donde la ciudad aún dispone sobre si misma. a los sitiados, en el conocimiento topográfico les va la vida, la supervivencia.
 

















la civilización romana transformó el atletismo griego y se llevó la victoria del estadio a la arena.
hoy hablamos de nuestros campos de batallas deportivos empleando la terminología griega, (el estadio de Wembley, los estadios olímpicos, etc.) pero la forma arquitéctonica dominante es la de la arena romana, el circo, el espacio cerrado, la totalidad circular. el estadio griego por su parte, exigía un lado abierto. los helenos detestaban el totalitarismo de una construcción cerrada. su estadio, si bien era ya una máquina que producía vencedores y vencidos, no era aún una trampa.


Panathinaikos, 1896
primer estadio de los nuevos juegos olímpicos
 


Peljhan realizó un viaje a la isla de Krk, frente a la costa croata. el paisaje era extraño, casi lunar; aviones militares surcaban el cielo. siendo testigo de la destrucción de la sociedad yugoslava leyó el poema Ladomir (1920) del futurista ruso Klebnikov. El título de esta épica revolucionaria violenta combina en ruso las palabras armonía y paz. Entre dos tipos radicalmente diferentes de visión, óptica y poética, Peljhan imaginó la forma del teatro futuro: "Un escenario aparece en el horizonte y avanza lentamente. En él, los marineros del Ladomir trabajan en el spinnaker del pensamiento. Grandes velas lo propùlsan, un mecanismo complejo permite a sus patas levantarse y retorcerse. no hay ruidos metálicos. los materiales son nuevos y desconocidos. tiene patas y parece un insecto. posee la funcionalidad y la energía de una abeja y la armadura de una cucaracha de Armaggedon".

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el aumento aritmético del número de elementos de la red de comunicación mundial
conduce a un aumento geométrico del número de posibles relaciones entre esos elementos.

esto nos lleva a una interesante paradoja:
en la marea de datos de la sociedad multimedia,
"plusvalía" sólo puede significar: menos información.
muy pronto quizá ya no exista el derecho a borrarse o a existir sin dejar rastros.
habremos conquistado todos los derechos y perdido el derecho a la discreción.

nos presentan internet como un magnífico instrumento de información y de comunicación, pero ¿para qué tanta comunicación?

¿y el espacio para los demás, para todo lo que no concierne a la información ni a la comunicación?

¿qué lugar se le asigna a la contemplación? ¿qué lugar a la admiración?

¿qué lugar a la rumia? ¿qué lugar a la soledad?