.

.



nunca está preparado lo suficiente para algún acontecimiento
y ni siquiera puede hacerse algún reproche, porque
¿acaso la vida nos otorga el tiempo necesario para prepararnos, 
esta vida, que impone a cada instante
la tortura de ese estar dispuesto?

se sabía enfermo de nihilismo
antes que proclamar su desaliento
optó por el acto oscuro del autosacrificio

"mis escritos son un horroroso espectro personal
no habría que imprimirlos, 
en realidad habría que quemarlos
y luego apagar los restos del incendio"

seguramente lo reconocerás, es alto y delgado, encorvado, con ojeras de ave nocturna. ¡Demasiada luz! ¡Demasiado ruido! Él, que no quería, en especial hacerse notar, armar historias, o hacerlo sólo por el placer de la escritura. ¡Y resulta que ahora no las hay sino por él!