martes, enero 31, 2012 9:18 a.m.
|
inexpresar lo expresable
impuro diálogo
un proyectarse desesperado de la materia verbal
memoria iluminada, galería donde vaga la sombra de lo que espero
abolición de la arqueología de los profetas del futuro
|
|
sábado, enero 28, 2012 6:30 p.m.
|
el péndulo del metrónomo desaparece su movimiento regular es reemplazado por la marcha continua del cronómetro
"el ritmo en mis obras, proviene de los efectos recíprocos y simultáneos de elementos independientes que intervienen en lapsos previstos pero irregulares".
ataque violento de las percusiones, se filtra un ametrallamiento de ruidos industriales metálicos: fricciones perforantes, soplidos azotantes, trituraciones ácidas, sobreagudas.
rugido de voces, imprecaciones «¡Cabrones!», silbidos que no disminuyen
Varese: («ni siquiera quisieron escuchar»).
|
|
jueves, enero 26, 2012 2:03 p.m.
|
ansiedad de exposición al ojo maldito del otro
no espero a nadie ni siquiera a un recuerdo
todo lo que debía desaparecer todo lo perdido hay que volver a encontrarlo
|
|
viernes, enero 13, 2012 1:50 p.m.
|
"no soy un escritor
soy una escritura"
residuos
creación de un espacio ejercicio de un discurso
"solía detenerme sin decir nada. ya porque no tuviera nada que decir. ya porque a pesar de tener algo que decir renunciase finalmente a decirlo..."
en un mundo enteramente inmanente ya no tiene nada uno que decir u hacer?
|
|
1:42 p.m.
|
utopía del cosmos
cada acorde es una molécula que se puede disociar en átomos y en electrodos sónicos, pues no son, a fin de cuentas, más que ondas de la energía sónica ommnipresente que irradia todo el universo
como los rayos cósmicos que el doctor Millikan llama “los vagidos de recién nacidos de los elementos fundamentales: helio, oxígeno, silicio, hierro”…
"Querría algo que dé la impresión del Desierto de Gobi…"
Varese, ¿ante qué dilema me ha situado usted?
|
|
jueves, enero 12, 2012 7:22 p.m.
|
constelaciones, ideogramas
tiendas negras de los nómades en el desierto
espacio, proyección
música nunca oída música para los ojos música nunca vista
armónicos del fuego, dedos en la punta de las palabras.
|
|