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Quién dirige el mundo?

ENO: nadie, es demasiado complicado para eso. hay seis mil millones de partes interesadas compitiendo por pedazos de la torta (y esos son sólo los humanos), pero el mundo como un todo es un organismo complejo al que preguntarle quien lo dirige, es como preguntar ¿qué célula dirige el cuerpo?, o ¿qué animal dirige la selva?. ¡Es una ecología!

Internet


ENO: lo que veo del mundo virtual, es que se parece demasiado al real, no hay suficiente Africa.

Fans

ENO: los fans pueden ser una tremenda fuerza conservativa, de consolidación. por supuesto que es realmente hermoso ser aclamado por cosas que hiciste, de hecho es la única retribución seria porque te hace pensar "¡Funciona! ¡No estoy aislado!" o algo así y te sientes gratamente conectado con tu propia cultura. Pero por otro lado hay una tremenda presión para que te repitas, para que hagas más de eso que a todos tanto les gustó. Yo no puedo hacer eso (y esto no es una cuestión de nobleza artística o altos ideales, simplemente me aburro como un loco) así que realmente lo siento por "dejar abandonada a mi audiencia" y no hacer las cosas que ellos aparentemente necesitan.

Qué es el arte?

ENO: no puedes responder la pregunta, ese es todo el punto. es una pregunta redundante porque te pide que describas algo que no existe. es una de esas palabras capitales como JUSTICIA, LIBERTAD, toda esa clase de palabras que crean tanta confusión en el mundo. si te mantienes lejos de la idea de que hay algo ahí... y más bien que te mantegas lejos porque ya ha causado demasiada confusión.
 


El sentimiento de que inevitablemente todo va a empeorar.

El desarrollo humano fue guiado y alentado
por el sentimiento de que las cosas podían,
y probablemente serían mejor.
El mundo era rico si se tenía en cuenta la población:
había nuevas tierras que descubrir, nuevos pensamientos que cultivar y nuevos recursos para alimentarlo todo.

Pero ¿qué pasa si los sentimientos cambian?
¿qué pasa si empezamos a sentir que no hay un largo plazo
y que en lugar de estar parados al filo de nuevos continentes
llenos de promesas y desafíos, estamos en un bote sobrepoblado en aguas hostiles, peleando por mantenernos a bordo, preparados para matar por los últimos vestigios de comida y agua?

Lo siguiente: los humanos se fragmentan en bandas más cerradas y egoístas.
Las grandes instituciones, como operan con tiempos lentos
y requieren confianza social, son incoherentes.
Los proyectos a largo plazo y los proyectos globales
son abandonados, su recompensa es demasiado remota.
Los recursos, que ya son escasos, serán rapidamente exhaustos.
Cualquier clase de movilidad, tanto global como social,
será vista como una amenaza que debe ser reprimida.
Aprovechadores, piratas y estafadores tomarán el control.

Es una reflexión oscura, pero mejor no desatenderla.
Los sentimientos son más peligrosos que las ideas
porque no son susceptibles de evaluación racional.
Crecen en quietud, diseminándose bajo tierra
y de repente entran en erupción

¡¡¡FUEGO!!!

Si nuestro mundo permanece adherido a este particular sentimiento
todo lo que presuponemos podría pronto concretarse.
 


Contrariamente a la sabiduría convencional que dice que la venida del apocalípsis es una expresión de miedos milenaristas y ansiedades acerca del futuro, diría que el miedo al apocalípsis es un tranquilizante psicológico que nos escuda de una reveladora angustia en el presente.

Oscureciendo el modo en que la muerte interviene en cada punto de la vida exageramos el valor de la resistencia y ocultamos algo más verdadero: nuestra obediencia al poder.

Pensemos en lo que Hannah Arendt llama "la banalidad del mal", ni la violencia objetiva o la ceguera sistémica de una maquinaria burocrática ni la simple violencia subjetiva de individuos, cualquier concretización del mal es, de última, una objetificación que nos pone a segura distancia de él.

Es la "normalidad" de Eichmann lo que es más aterrador que todas las atrocidades juntas...

Sermoneando acerca del apocalípsis que vendrá evitamos confrontar la tragedia: que el mal ya está entre nosotros.
 


bucear a través de pilas de downloads
de una manera desganada
no parece ser tan impresionante
como formar parte de una subcultura

donde hay un elemento de esfuerzo

quizás recrea una relación cercana
a la que tenemos con la tv por cable
(una suerte de modo distraído, de escaneo superficial mientras pasamos por los canales, ese uso donde nos sentamos a mirar televisión más que a ver un programa específico)

una experiencia más bien ambiental y vegetativa.