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Las sociedades disciplinarias tienen dos polos: la firma, que indica el individuo, y el número de documento, que indica su posición en una masa. Porque las disciplinas nunca vieron incompatibilidad entre ambos, y porque el poder es al mismo tiempo masificador e individualizador, es decir que constituye en cuerpo a aquellos sobre los que se ejerce, y moldea la individualidad de cada miembro del cuerpo.

En las sociedades de control, por el contrario, lo esencial no es ya una firma ni un número, sino una cifra: la cifra es una contraseña, mientras que las sociedades disciplinarias
son reglamentadas por consignas (tanto desde el punto de vista de la integración como desde el de la resistencia).

El lenguaje numérico del control está hecho de cifras, que marcan el acceso a la información, o el rechazo. Ya no nos encontramos ante el par masa-individuo. Los individuos se han convertido en “ dividuos ”, y las masas, en muestras, datos, mercados o bancos .
1990 deleuze postadata sobre las sociedades de control