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Michael y Madonna lo sabían y fueron los dos ejemplares que mejor superaron el nuevo darwinismo de la "videocracia". Ambos se dedicaron al marketing de su cuerpo e imagen pública al punto de recrearse a piacere. Conscientes de que hay que ofrecerle a los fans un modelo a imitar, recurren a los caprichos de la moda y a las coreografías ya desde sus primeros clips. Aún cuando los dos hicieron de la metamorfosis su modus operandi con un antecedente en Bowie, existe una gran diferencia. Madonna busca despistar cambiando de máscaras y subvirtiendo los códigos culturalmente aceptables (erotismo + catolicismo). En cambio, Michael se identifica cada vez mejor con su "ideal de yo" (sea Diana Ross o Peter Pan) recurriendo a la cirugía. Si Madonna se aprovecha de los medios para ofrecer simulacros de sí, Michael lo vive en carne propia: ya es un cyborg, un humano biónico que desafía a Freud concretando sus máximos deseos (ser un eterno niño blanco. Ella ama el "voguing" (imitación de poses que hacían los gays neoyorquinos de las modelos de Vogue) y ser objeto del voyeurismo; él prefiere las películas de hombres — lobos y el efecto Morphing (ver Black or White). Saben que los medios no son transparentes y los manipulan. Siguen vigentes porque encarnan el mismo ritmo de cambio sin cambio de la moda y el mercado. Nadie sabrá nunca quiénes y cómo son en realidad. ¿A alguien le importa? x pablo schanton en el 2003