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hay que retroceder a sus esfuerzos colectivos, y sobre todo al Sargent Pepper. a partir de ahí se puede empezar a generalizar. puede decirse que eran buenos, que tenían talento y que Lennon y McCartney fueron los compositores más ingeniosos e inventivos que el pop ha producido, que añadieron nuevas dimensiones al rock n' roll e introdujeron una serie de impensadas sofisticaciones, complicaciones y sutilezas, ya también que marcaron un cambio decisivo en la cultura occidental: por primera vez, el arte popular fue respetado en los círculos intelectuales más selectos y no simplemente como algo camp que sería divertido patrocinar, sino como algo que había que imitar y reverenciar.

sin lugar a dudas, todas esas cosas son ciertas, como también es cierto que a mí los Beatles nunca me han impresionado demasiado. a un nivel inferior incluso he pensado que han tenido un efecto malo sobre el pop.

el eje de cualquier argumentación debe ser Sargent Pepper, que constituyó un rompimiento en varios sentidos.

fue el primer intento que ha habido de hacer de un álbum pop algo más que doce canciones seleccionadas al azar. fue un concepto global, una postura: somos la Banda de los Corazones Solitarios, todo el mundo lo es y éstas son nuestras canciones.

y si Sargent Pepper está bien... ¿de qué me quejo? funcionaba bien por sí mismo, era original, inteligente y controlado, sólo que no tenía mucho que ver con el pop. no era rápido, ni llamativo o sexual, ni tampoco brutal o vulgar, mnonstruoso o violento. no creó ningún mito. pero después de todo ¿porque debería hacerlo? ¿por qué deberían los Beatles esclavizarse al pop, limitarse para siempre? ¿por qué no deberían simplemente desarrollarse y progresar como quisieran, sin tener en cuenta las categorías? no hay ninguna razón, sólo eran reponsables ante ellos mismos.

lo único fue que sin el pop, sin su imágen y sus mitos, no tenían mucho sentido. (...) en el fondo, y como más me gusta que sea, el pop es una propiedad teenage que refleja todo lo que le pasa a los teenagers de estos tiempos, de este siglo XX americano. se trata de la ropa, de los coches y de bailar; se trata de los padres, del colegio, de sentirse atado y liberarse, de alcanzar el sexo, de hacerse rico y de hacerse viejo; se trata de América, de las ciudades y del ruido. dicho de una vez, se trata de Coca-Cola.

y en un principio, de esto trataban también los Beatles. sus cortes de pelo, sus uniformes y su acento lo demostraban. por fin había llegado con ellos la gran explosión pop británica, y aún cuando sus canciones fueran malas, se podía oírlas y saber que eran de mediados del siglo XX, Liverpool-América, y que esos chicos eran bebedores de Coca-Cola desde siempre.

de cualquier modo, el resultado fue que cambiaron, y como fueron tan tremendamente venerados por el resto del pop, casi todos los conjuntos del mundo cambiaron con ellos. desde entonces ya no hubo más buen rock n' roll feroz y sencillo, no más rock sincero.

no es que fuera culpa suya; no se les podría reprochar nada directamente, pero los Beatles pusieron al pop en un callejón sin salida. Bert Berns lo expresó mejor que nadie: una tarde de mediados de 1965 se sentó en un decadente café de West Hampstead y mirando pesaroso una fotografía de los Beatles movió la cabeza con una tristeza infinita. "estos chicos tienen genio,- dijo-, pueden ser la ruina de todos nosotros"

(...) los Beatles habían sido el punto de inflexión y después de ellos todo fue distinto. el pop dejó de ser un simple sonido para convertirse en algo lleno de dogmatismos y complejas teorías. se hizo díficil, obsesivo y neurótico, casi religioso, y así se ha mantenido.

nik cohn, awopbopaloobop alopbamboom, una historia de la música pop, 1968, pp. 251-256