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totalidad o globalidad? cómo plantearse la cuestión de saber a que corresponde, hoy, el término incesantemente repetido de mundialización? se trata de una palabra destinada a renovar la de internacionalismo, demasiado marcada por el comunismo, o como se pretende a menudo, de una referencia al capitalismo de mercado único?

después de los artistas malditos del siglo XIX, aparecen las generaciones perdidas de los aparentes "años locos". posteriormente, seremos testigos de la democratización de la tendencia. se pasará de Scott Fitzgerald a Kerouac y a una beat generation de aires suicidas y criminales, más tarde al angelismo de Woodstock y a los últimos rescoldos del 68, donde, como preveía Hannah Arendt, la imaginación no tomaría jamás el poder. a continuación la ociosidad obligada de los nuevos perdedores y otros yonkis, convertidos en los desechos sociales, cada vez más numerosos, de un mundo posindustrial. de hecho, los sueños de liberación de una juventud antaño oprimida y ávida de cambio siempre han acabado en dictaduras y en sistemas represivos paramilitares. después de Hitler o Stalin, en la Unión Soviética -considerada, no obstante, después de la primera guerra mundial como la meca de esta nueva revolución cultural-, se llega a una tutoría tecnológica propuesta al mundo por una nación americana que ha entrado en pleno delirio globalitario. y esto simplemente porque la publicidad de sus viejos productos tradicionales (Coca-Cola, jeans, Hollywood, Mickey, etc.) ofrece, paradójicamente, la imagen de un país joven!... joven o más bien infantil.

hace medio siglo, en 1948, Daniel Halevy publicaba su Ensayo sobre la aceleración de la Historia, en el que indicaba las grandes perspectivas históricas, inmediatamente después de Hiroshima: "Pobre tierra!, donde en el siglo XVIII nos complacíamos en medir su tamaño, dibujar sus trazos, su fauna y su flora; pobre Tierra, fuente de una alegría aún más viva, cuando, en el siglo XIX, se logró rodearla de ondas, hacerla vibrar, vibrar como un ser, un alma!". "Pobre humanidad, atormentada por visiones despóticas, provista de armas que parecen forjadas para hacer eficaces esas mismas visiones!". Más perspicaz en esto que Francis Fukuyama, Daniel Halevy entreveía ya que, lejos de acabar con la Historia, el progreso tecnocientífico iba a dinamitar toda delación, toda duración y que la ciencia histórica pronto iba a abrirse un nuevo tiempo, un ritmo que debería, un día cercano, acelerar incluso su "verdad": "lo mismo que los hombres renunciaron, hace un cuarto de siglo, a comprender el conjunto físico donde viven cuando Einstein les propuso sus ecuaciones relativistas, renuncian hoy a comprender el conjunto político en el que se desenvuelven sus vidas".

¿qué decir en este fin del siglo XX, en la era de la MUNDIALIZACIÓN, de esta negación de comprensión , sino que se lleva a cabo ante nuestros ojos, con la decadencia del Estado-Nación y la renovación discreta de lo político por lo mediático, lo multimediático de estas redes y de sus pantallas que permiten ver la aceleración del Tiempo, de este "Tiempo real" de los intercambios que realiza la proeza relativista de comprimir el "espacio real" del globo, por el artificio de la compresión temporal de las informaciones y de las imágenes del mundo?
a partir de ahora, el aquí ya no existe, todo es ahora.

la globalización de los intercambios no es, pues, económica, como se tiene a bien repetir desde la creación del mercado único, es, ante todo, ecológica e interesa no sólo a la contaminación de las SUSTANCIAS, con, por ejemplo, el efecto invernadero en la atmósfera, sino también a la contaminación de las DISTANCIAS y de los retrasos que componen el mundo de la experiencia concreta. dicho de otro modo, la globalización concierne al efecto invernadero dromosférico del encierro en la aceleración sin límite de las telecomunicaciones.

un viejo amigo japonés me confiaba recientemente: "lo que no perdono a los americanos es que Hiroshima no fuera un acto de guerra sino un experimento" hoy en día, es de temer que, después del fin de la disuasión Este/Oeste y el fracaso estrepitoso de la experimentación social de comienzos de siglo, la guerra económica global que se ha cernido sobre nuestro planeta llegue a su vez a ser experimental y, sobre todo, bio-experimental.

frags de paul virilio, la bomba informática, 1997