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nuestra historia comienza justo después de la medianoche, no mucho más... el Show de Dick Cavett está con el swing a tope.

Sentado a la izquierda de Cavett está John Simon, crítico de New York, a la derecha de Cavett, en orden de distancia de él están: Little Richard, cantante de rock and roll y bicho raro; Rita Moreno, actriz; y Erich Segal, profesor de la Universidad de Yale en Literatura Clasica y autor de Love Story. La señorita Moreno y el señor Segal adoran Love Story. El Sr. Simon no. Little Richard no lo leyó.

Cavett está finalizando un comercial. El Sr. Simon está rememorando mentalmente su empujón de apertura contra el Sr. Segal, que luce muy nervioso, la señorita Moreno parece que se va a quedar dormida. Little Richard está esperando para hacer su entrada.

El Sr. Simon ataca al Sr. Segal. El Sr. Segal intenta una respuesta pero está demasiado nervioso para ser coherente. Simon lo ataca una segunda vez. Little Richard está cerca de saltar de su asiento y poner su cara enfrente de la cámara pero Simon lo deja afuera y ataca a Segal otra vez. “¡NEGATIVO! ¡NEGATIVO NEGATIVO NEGATIVO!” grita el Sr. Segal, él y Simon están debatiendo un fino punto en la historia de la tragedia griega, con la que el Sr. Simon ha comparado Love Story desfavorablemente. “NE-GA-TI-VO” murmura el Sr. Simon. ¿Eso significa “no”? Segal intenta infructuosamente ignorar la extraña pregunta, clama que los críticos estaban equivocados acerca de Esquilo e invita a Simon a abandonar la Orestíada. De espaldas a la audiencia, que se veía un poco como los fans de beisbol de Philadelphia, que quizás podrían confundir al Sr. Simon con Richie Allen, Segal empuja su ventaja. Little Richard está detrás, sentado en su silla, momentáneamente intimidado.

“MILES DE PERSONAS SE VIERON PROFUNDAMENTE AFECTADAS por mi libro” llora Segal, olvidándose de sentarse derecho y cayendo de la silla hasta un punto en el que su cuerpo queda casi paralelo al suelo. “Y SI A TODA ESA GENTE LE GUSTA… ¡DEBO ESTAR HACIENDO ALGO BIEN!” (la voz de Segal adquiere ahora un tremolo curioso).

El esfuerzo lo deja exhausto y tan pronto como comienza a tomar una profunda bocanada Little Richard empieza a levantarse de su asiento otra vez, pero Simon es demasiado rápido para él. Ahora intenta hacerle entender a Segal que alucina con que alguien, y especialmente él, tome esa basura como algo mas que, bueno, basura. “Yo lo leí y lo releí un montón de veces” cuenta Segal con gran honestidad, “siempre lo estoy analizando”. “Sr. Segal”, dice Simon, habiendo confundido al toro con su capa y preparándose para matarlo, “Usted tuvo la opción de actuar como alguien listo o como un tonto. Usted a elegido lo último”. Segal está aturdido. Cavett está aturdido. Pide por un comercial. Little Richard considera la situación.

La batalla se resume. Segal se ha hundido aún más en su silla, si eso es posible, y parece estar discutiendo con el techo. “Tú eres solo un crítico”, le dice a Simon. “¿Qué has escrito tu alguna vez? ¿Qué puedes saber de Arte?, nunca en la historia del arte...”

“VAYA, NUNCA EN LA HISTORIA”

El tiempo ha llegado. Little Richard hace su movimiento, saltando de su asiento cae en el suelo con los brazos agitándose, el peinado se deshace, los ojos salvajes, la boca trabajando. Avanza hacia Segal, Cavett y Simon, que se encogen como un solo hombre. La camara corta justo en un acercamiento a Segal, quien se ve miserable, después en Simon que está intentado componerse de la expresión perpleja que tiene, algo así como si alguien se hubiese cagado en el piso. Little Richard puede oírse fuera de cámara y rápidamente, su cara toma la pantalla.

“¡VAYA! ¡SI! ¡EN TODA LA HISTORIA DEL AAAAAAARTE! ¡ESO ES CIERTO! ¡CALLENSE! ¡CALLENSE! ¿QUÉ SABE USTED SEÑOR CRÍTICO?, SI CUANDO SALIERON LOS CREEDENCE CLEARWATER CON SU “TRAVELLIN' BAND” TODOS DIJERON WHEEEEE-OOO! PERO YO SÉ QUE TODO FUE PORQUE TOCABAN LONG TALL SALLY ASÍ COMO LOS BEATLES LOSTONESYTOMJONESYELVIS. YO SOY TODO ESO. LITTLE RICHARD MISMO. VERDADERAMENTE EL MÁS GRANDE, EL GENEROSO Y AHORA A VOS (hacia Segal, quien ahora parece directamente estar en el suelo) Y A VOS (hacia Simon quien mira a Cavett como diciendo -viejo esto ha sido divertido pero se está volviendo un poco demasiado, no habrá un comercial para mandar-) YO HE ESCRITO UN LIBRO, EN PERSONA, SOY UN ESCRITOR. Y TENGO UN LIBRO ESCRITO QUE SE LLAMA “EL TIENE TODO LO QUE BUSCABA PERO PERDIÓ LO QUE TENÍA” Y ESO ES TODO. CALLENSE! CALLENSE! CALLENSE! ¡EL TIENE LO QUE BUSCABA PERO PERDIÓ LO QUE TENÍA! LA HISTORIA DE MI VIDA. ¿ALGUIEN PUEDE ESTAR A LA PAR? ESE ES MI CHICO LITTLE RICHARD, SEGURO QUE LO ES… OO MAH SOUL!
Little vuela hacia su silla y se sienta...
¡WHEEE-OO!! ¡OOO MAH SOUL OO mah soul!

Little Richard se sienta otra vez con los árbitros del gusto, inmutable hacia sus amargas contemplaciones, saboreando su momento. El es Little Richard ¿Los otros quiénes son? ¿Quiénes se acuerdan de Erich Segal, John Simon y Dick Cavett? ¿A quién le importan?... ¡Ah! ¡Pero Little Richard! Ése en sí mismo es un hombre que importa, él sabe como rockear. Una frase que le chantó a Segal permanece en mi mente: “Nunca en la Historia, en toda la historia del arte” y así es. Little Richard era el único artista en el set esa noche, el único que marcó una era, el único con un aura de inmortalidad. El único que quebró reglas y le dió forma a una vitalidad que lloró silenciosamente en cada uno de uno de nosotros hasta que él le encontró una voz.

el es el rock, el bombero loco, el erudito. “tutti frutti” fue su primer hit, rompiendo las radios en 1955 para sacudir las blandas expectativas de la juventud blanca. 15 años después el rarito volvió al Show de Dick Cavett para esbozar un argumento acerca del arte con un espíritu que rememoraba la absurda promesa de sus días de gloria “yo tengo escrito un libro, en persona, y se llama...” Escuchando ahora a Little Richard, a Elvis, a Jerry Lee Lewis, The Monotones, The Drifetrs, Chuck Berry, y a docenas de otros, me siento sobrecogido acerca de lo buena que era su música. Solo puedo maravillarme con su arrogancia, su encanto, ellos estaban tan seguros de sí mismos. Cantaban como si supiesen que estaban destinados a sobrevivir, no sólo unas pocas semanas en los charts, sino para hacer historia, para desplazar los lúgubres eventos de los años 50 en las memorias de aquellos que escucharon sus discos, y para crear una música que veinte años después pudiese luchar por mantener aquellas promesas.

greil marcus, mistery train, 1975, pp. 1 a 4