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me hubiera encantado quedarme en Africa unos meses, incluso unos años, ya que allí sentía la presencia de mis antepasados. aquello era diferente de un libro de historia, aquello era caminar sobre la historia. allí estaba yo, en una tierra donde ser negro no significaba que te dijeran: "Oye tú", o "Aquí no puedes entrar". el hecho de salir de América y viajar al continente africano me aportó una nueva perspectiva acerca de quién era, de dónde venía y a dónde quería dirigirme. como les ocurrió a otros negros estadounidenses prominentes, como Muhammad Alí, Malcolm X y Richard Pryor, visitar Africa fue una experiencia tan intensa que me reafirmó en mis convicciones y me cambió la vida. sin embargo, no tenía ni idea de en qué medida ni cuándo iban a cambiar las cosas.

(...)

la noche que grabamos "say it loud", justo antes de salir para el estudio oí un ruido en el pasillo del hotel... abrí la puerta de mi habitación y allí, en el suelo, donde solía dejar las bandejas del servicio de habitaciones cuando terminaba de comer, había una bomba.

enseguida ví que era falsa. conocía los explosivos callejeros lo suficiente para darme cuenta, pero el pavor que sentí fue el mismo que si hubiera sido una bomba de verdad. nadie estaba seguro en este mundo, pensé en aquel momento, ni siquiera yo. me sacudí el miedo de encima, cerré la puerta y me vestí mientras me repetía a mi mismo: "soy negro y estoy orgulloso de serlo... soy negro y estoy orgulloso de serlo".

"say it loud, i'm black and proud" contenía un mensaje claro para la poblacion negra, pero por desgracia la comunidad blanca lo interpretó de forma equivocada; se lo tomaron como una declaracion agresiva que pretendía provocar miedo. la canción les parecio hostil e intimidatoria y la utilizaron para decir que me habia vuelto un militante, nada más lejos de la realidad pues el propósito de la canción era expresar un orgullo pacífico.

tampoco ayudó que muchas de las organizaciones negras del pais, sobre todo la SNCC y las Panteras Negras adoptaran mi canción como himno y destruyeran su mensaje pacífico y positivo.

la cuestión es que tuve que pagar un precio por "Say it loud". aunque fuera un éxito perdí una parte considerable del publico blanco que me habia apoyado fielmente comprando mis discos y acudiendo a mis conciertos, dos factores cruciales que me habian ayudado a llegar a lo más alto de la cultura popular.

parecía que desde mi vuelta de Vietnam todo lo que habia construído empezaba a derrumbarse. antes de que me diera cuenta las contrataciones de conciertos disminuyeron y en un abrir y cerrar de ojos me convertí en algo parecido a un don nadie en la musica pop. me encontré de nuevo en el punto en el que había comenzado hace tanto tiempo, tocando en salas pequeñas para un público en su mayor parte negro, como si hubiera regresado a la época en donde cantaba en la iglesia. me dije a mi mismo que no importaba, que era negro y que estaba orgulloso de serlo, que estaba intentando decirle al mundo que todo iba a ir mucho mejor.
y me dije que la situación ya no podía empeorar.

pero estaba equivocado...

james brown, i feel good, 2005, pp. 125-126

 


la rebelión política es y debe ser inefectiva porque tiene que luchar dentro del nivel político reinante. mas allá de las corrientes de la orilla es totalmente anacrónica. la historia no derrocará a los gobiernos nacionales, los desbordará.

la juventud es incapaz de reconciliarse con el ocio y esto es una consecuencia directa de la alienación del hombre de sí mismo que trae la revolución industrial. el hombre se ha olvidado de cómo se juega.

(...)

el humor, las ideas nunca expresadas y que venían a reforzar las alusiones veladas y las reticencias, el "duende" de la cultura misma se llamaba entonces "jive". los músicos que mejor tipifican esta actitud son probablemente Fats Waller, Louis Jordan y el cantante Leo Watson, de características netamente surrealistas. Sin embargo, hacia 1939, había en Harlem un músico que no era el hombre que mejor encarnaba el carácter y los méritos del hipster, sino que más tarde se convertiría en el artista más destacado de todos los campos del arte en los años de posguerra; un hombre que sabía representar en el momento oportuno al héroe popular, al dios encarnado de la subcultura, la que le atribuyó dotes sobenaturales desde sus comienzos de su reputación en Harlem hasta la aclamación estentórea que siguió a su muerte.

de hecho si Charlie Parker no estaba poseído por fuerzas sobrenaturales, no hay nada sobrenatural en un genio. el brillante patán Charlie Parker devoró su vida y todo su sistema en un compromiso total con la sensación y con la expresión de esa sensación. su metabolismo asimilaba drogas, alcohol, mujer, acción, humor y violencia convirtiéndolos en música. cuando murió, representaba una presencia mágica cuya música era la biblia sin palabras del antimundo. la noticia de su muerte se extendió rápidamente por todo Harlem, hasta el punto de que, antes que hubiera pasado un día, en todo el metro habían letreros que rezaban: EL PÁJARO VIVE; lo que trae a la memoria los sacrificios funerarios de los antiguos reyes. también resulta increíble que Parker perfeccionase su revolución, la forma de interpretar el jazz, puliese el bugui-bugui en la clandestinidad y lejos de los escenarios, en el momento justo en que la necesidad de él, de su arte y de toda su subcultura era ya desesperada, en 1945.

jeff nuttall
, las culturas de posguerra, 1968, pp. 19-21