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quien aspira a convertirse en líder conductor del mercado, tiene necesariamente antes que confirmarse como un creador de mercado, y si quiere alcanzar el éxito en la creación de ese mercado, tiene que anticipar e incentivar lo que las mayorías elegirán cuando se den cuanta de que pueden querer. Nietszche había comprendido que el irresistible fenómeno dominante que iba a surgir en la inminente cultura del mañana sería la necesidad de distinguirse de la masa. No tardó mucho tiempo en darse cuenta de que la materia con la que se forjaría el futuro habría que encontrarla en la exigencia individualista de ser distinto y mejor que los demás... precisamente como todos los demás. Él impuso su nombre como etiqueta de un producto espiritual exitoso, el diseño nietszcheano del individualismo: "¡nosotros los espíritus libres!", "¡nosotros los que vivimos peligrosamente!". Únicamente en la conexión entre poeta y publicista puede comprenderse cómo fue posible que el defensor más firme de la alta cultura influyera tanto en el ámbito de la cultura de masas.

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en el siglo diecinueve, Søren Kierkergaard discutió la diferencia entre lo viejo y lo nuevo usando como un ejemplo a la figura de Jesucristo. Kierkergaard observó que para un espectador que fuera contemporáneo de Jesucristo, habría sido imposible reconocer en Cristo a un nuevo dios, precisamente porque no parecía nuevo. Más bien, él inicialmente parecía como cualquier otro ser humano ordinario en aquel momento histórico. En otras palabras, un espectador objetivo de aquel tiempo, confrontado con la figura de Cristo, no encontraría ninguna diferencia visible o concreta entre Cristo y un ser humano ordinario, una diferencia visible que pudiera sugerir que Cristo no era simplemente un hombre, sino también un dios. Así que, para Kierkergaard, el Cristianismo estaba basado en la imposibilidad de reconocer a Cristo como Dios, una función de la imposibilidad de reconocer a Cristo como visualmente diferente: sólo con mirar a Cristo no era posible decidir si el era una copia o un original, un ser humano ordinario o un Dios. Paradójicamente, para Kierkegaard esto implicaba que Cristo era realmente nuevo y no meramente reconocible como diferente y por lo tanto Cristo era una manifestación de la diferencia más allá de la diferencia. Podría decirse que, de acuerdo con Kierkergaard, Cristo fue confeccionado (readymade) entre los dioses.

b.g.
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el modo de proceder fascista no es otra cosa que la introducción de los mecanismos pop y kitsch en el ámbito de la política. Como Clement Greenberg nos mostró en 1939, el kitsch es el lenguaje universal de la cultura de masas triunfante; se apoya en la reproducción mecánica del éxito. el pop y el kitsch son, tanto desde un punto de vista político como cultural, comportamientos y mecanismos que buscan reducir todos los posibles caminos al gusto manifestado por las masas. El éxito de la estrategia de Hitler como político pop y kitsch reside justamente en el hecho de que fue capaz de fusionar un nacionalismo-pop con un militarismo basado en el modelo del acontecimiento, canalizando así el narcisismo de las masas hacia la descarga más simple e inmediata. Aquí las técnicas organizativas y sintéticas de la radiofonía y las liturgias paramilitares desempeñaron una función clave a cielo descubierto.