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JPD: el buen especulador no es el que detecta antes que los demás las informaciones pertinentes que conciernen a los valores fundamentales del mercado. la especulación se convierte en términos de Keynes (1936), en "la actividad que consiste en prever la psicología del mercado". El buen especulador es aquel que "adivina mejor que la masa lo que lo masa va a hacer". De este modo, la economía, ciencia de lo racional, con mucha lógica, recurre a su compañera menor, la psicología de masas.

se trata de que cada uno escoja apoyándose en una referencia cuya naturaleza o cuyo valor depende de la elección de todos. esa circularidad desemboca en una radical incapacidad de decisión. Como bien ve Keynes, el problema no es que cada uno adivine las preferencias de los demás, puesto que todos saben que los demás saben a su vez que ese no es el problema. Resulta así una especularidad potencialmente ilimitada que no determina nada porque está desprovista de cualquier referencia objetiva. Keynes nos introduce en una situación "carente de equilibrio": sin referencias comunes para coordinar las acciones, los jugadores se pierden en los espejos que les tienden los demás. La especularidad aquí gira en el vacío, no conecta con nada.

"ahora siento que la depresion podría atraparme, y puede estar vinculada no a relaciones personales o situaciones exteriores sino a una bajada de intensidad en la situación colectiva".


JB: prefiero la perspectiva del vanishing point, donde en última instancia las reglas del juego del arte -el arte como juego con una regla, incluyendo su propia reflexividad- en un momento dado se deshacen, y mas allá no se sabe lo que pasa. Yo prefiero esta perspectiva, la de un vanishing point más allá del cual ya nada es bello ni feo.

"le temo al aislamiento que se da en la sobreexposición; a perder la sombra por volvernos tranparentes"

es una especie de exigencia de ir a ver hasta la catastrofe, no conformarse con una especie de crisis, de fase crítica del arte. porque la fase crítica, el arte lo ha soportado, lo ha vivido y en cierta forma lo ha absorbido, ha absorbido la crítica. Pero yo prefiero ver que ocurre con la catástrofe, no en el sentido apocalíptico sino el sentido de una forma catastrófica: reversibilidad, turbulencia, recurrencia, en fin, qué ocurre a partir de que el astro A explota y ya no quedan asteroides que dan vueltas. para eso hay una buena parábola, es una frase de Canetti sobre el fin de la historia. Dice: es posible que en cierto momento todo el género humano se haya pasado más allá de alguna línea, más allá de la cual ya nada es verdadero o falso. Sin darnos cuenta, pasamos más allá de la historia y entramos en un campo donde ya no conocemos las reglas.

ya no hay causalidad, lo que hay es un enredo de conexiones.

no hubo acontecimiento de importancia que cambiara las cosas, sólo se agotaron las posibilidades.

¿por qué se nos rehusa el hecho de revelar una intoxicación estética así como puede existir una intoxocación política o mediática?