.

.


















el mercado no nos provee una utopía de deseos que fluyen liberados
sino más bien una distopía perfecta de lo genuinamente inhumano,
de un maquinismo frío y no afectivo.

la imágen inversa del 11-S se presenta irrestiblemente:
en lugar de aviones destruyendo los símbolos del capitalismo,
es más bien como si el contenido financiero-capitalista de las torres

se hubiera volcado sobre el mundo humano,
disolviendo, destrozando.

(1974)
Frankensteiniano cirujano de las ciudades.
Laboratorio cibergótico
de donde un proletariado modernista debería crecer,
un proletariado constructivista cuyo heroísmo
consistiría en maquinar un nuevo cuerpo inórganico
por sí mismo capaz no sólo de resistir las inhumanas condiciones del trabajo
sino también de disfrutarlas. un proletariado amnésico,
que absolutamente desprovisto de nostalgia por los ciclo terrestres de la vida campesina,
disfruta de sus pubs anónimos, sus arcadas de concreto y sus comidas sintéticas.